“Era una especie de mentor para los jóvenes artistas.
El hecho de que Edge y yo no fuéramos pintores no nos excluía. Él nos
dejó entrar, y Ana (la esposa de le Brocquy) también. Eran
fantásticos educadores “, dijo Bono en la radio RTE.

“Guggi y yo soliamos ir a ver su obra en nuestros
primeros años de adolescencia. No nos lo podíamos creer.
Mirábamos y probábamos, pero no podíamos entenderlo. Sabíamos que había
algo y valió la pena tratar de entenderlo, y eran las pinturas de las
cabezas … Allí empezó para nosotros la fascinación. “

“Si eres es una persona famosa, la gente te mira. Parecía
que miraba a otro tu. Él estaba interesado en conocer lo que realmente
eras, y así que cuando vi la pintura sobre mí en la National Gallery me
dio un poco de miedo. Era una gran cabeza estallando. Yo estaba
pensando, no estoy seguro de saber dónde poner la cabeza. Era una
sensación extraña, el ser objeto de uno de esos cuadros, fue abrumador
“.

“Yo le molestaba todo el tiempo preguntándole sobre
diversos personajes como Samuel Beckett. ‘¿Cómo es él?’, le preguntaba. Y
él decía: ‘Yo debería decirle algo a Sam sobre tu trabajo,’ y yo le
dije,’ ¿En serio harías eso? ‘ Así que alrededor de 1984 firmé una copia
del álbum de ‘The Unforgettable Fire’ y se la di a él. Me dijo que a
Sam le gustaba saber lo que estaba pasando en Dublín, en la música y el
cine.”